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Siguiendo la sinuosa carretera del litoral, repleta de pronunciadas curvas que siguen sin fin el alcance de la inmensidad azul que te mira siempre delante, inicias un trayecto virgen y abrupto que te va seduciendo a cada paso por su autenticidad.
Hablamos de uno de los parajes más idílicos y únicos de nuestro territorio, donde descubrimos el pequeño oasis de Rosamar. Rodeada de acantilados poblados de pinos, y hermosas rocas que se imponen en este lugar con personalidad propia, esta urbanización es la protagonista de uno de los lugares más insólitos del que puedes respirar la calma y el bienestar más absolutos.
Esta casa de cuatrocientos setenta y dos metros cuadrados de terreno, está emplazada en una parcela que da a dos calles y está perfectamente orientada con unas preciosas vistas al mar.
Cuando entramos a pie de calle, tenemos un garaje de casi 23 m2, y una escalinata que nos conduce a la entrada principal de la casa.
Desde la puerta de entrada entramos directamente en la planta principal donde nos recibe una chimenea en un salón-comedor rodeado de ventanales que aportan mucha luz a este espacio. También está la cocina desde donde encontramos una puerta que nos invita a ir a la parte trasera de la casa. Desde este salón-comedor tenemos acceso a una terraza muy agradable y privada, donde se puede disfrutar de unas preciosas vistas al mar. Cabe destacar que es el lugar estrella de la casa, ya que puedes disfrutar de comidas al aire libre, reuniones familiares y con amigos, presenciar las puestas de sol en directo, y disfrutar de la maravilla de vivir cómo despierta el día cada mañana.
Desde esta estancia del salón-comedor tenemos opción de bajar cuatro escaleras e ir a la planta baja, donde encontramos un trastero, un baño y dos dormitorios con una terraza de casi 16 m2; o bien, subir cuatro escaleras más e ir a la planta piso, donde hay tres dormitorios, un baño completo, un aseo, y un balcón de unos 6 m2.
Se trata de una casa a cuatro vientos, con una superficie construida de unos 170 m2, con garaje, dos terrazas y le da el sol gran parte del día.
Mantiene las ventanas y baños de origen, pero la cocina ha sido recientemente reformada y abierta al salón-comedor.
Con la particularidad de que es una finca que da a dos calles, puedes acceder también por la calle de arriba y entrar en la propiedad desde otra entrada. Es un tipo de jardín que no necesita mucho mantenimiento, y cuando estás dentro puedes respirar un cierto ambiente bucólico, romántico y genuino.
La casa cuenta con aire acondicionado, carpintería exterior de madera. Hay persianas y un termo eléctrico.
Es una propiedad magnífica para pasar las mejores vacaciones, desconectar los fines de semana durante todo el año, respirar un entorno natural y tranquilo, y sumergirte en las dos playas que hay.
Además, en la temporada de verano también se puede disfrutar de un bar de playa y de un Restaurante muy bueno abierto en la temporada de primavera a otoño.
En definitiva, Rosamar no te deja indiferente, y esta casa cuando te adentras en ella, de repente le ves todo el potencial que puedes hacerle emerger. Funcional y práctica, es ideal porqué te brinda la comodidad que siempre se busca y necesita.